Wonderland~

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¿Te atreves a entrar?

viernes, 5 de agosto de 2011

Akuma no Bara [Chapter 21 Mini-PREVIEW]

Well, sé que me he tardado bastante en traerles el adelanto de este cap :I pero es que realmente me ha costado mucho poder escribirlo. ¡Eh tenido que editarlo más de cinco veces! Pero al fin logré hacer un inicio decente. ¡Espero y les guste!

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Akuma no Bara

Rosa 21: La terrible y trágica historia del Ángel que dio todo por un sentimiento llamado amor

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¿Soul? — me llamó, y yo volteé a verla. Me sonreía de manera dulce, como ella sola sabía hacer. Y no pude evitar regresarle la sonrisa, era un don suyo el hacerme sonreír de esa manera.

— ¿Qué pasa, Matti? — pregunté, curioso. Ella bajó la mirada, y se podría decir que se veía avergonzada.

— Lo hice.

— ¿Uh? — atiné a decir, confundido.

Ella volteó a verme, con otra sonrisa. Pero yo ya no veía sus ojos, sino la sangre que manchaba toda su blanca piel que dejaba expuesta con aquella túnica blanca.

— La he salvado — susurró —. La salvé por ti.

Y fue entonces cuando me fijé en las plumas que caían a nuestro alrededor. Bajé la mirada, encontrándome con dos alas blancas. Alas que aún tenían sangre y trozos de carne que se unían a la espalda de Matti.

— M-Matti… ¿qué…? — pregunté mientras que la volteaba a ver, asustado.

Pero en vez de ver su rostro sonriente me encontré con el de “él”, y por primera vez, en más de 70 años, sentí miedo. Un terrible miedo...

martes, 2 de agosto de 2011

Akuma no Tenshi [PREVIEW Prólogo]

¿Recuerdan que les dije que Akuma no Bara tenía muchas sorpresas? Bueno, esta es una de ellas. En el manga original, no existen los Cazadores de Sombras, más sin embargo, existen los Exorcistas. Gente que se prepara para ayudar a los Akumas y los Baras en su misión de proteger al mundo. Y esta es la historia de un singular trío que nos contará como ocurren todos los sucesos importantes de la saga original pero desde otro punto de vista...
¿Quieren que lo publique? ¿Les gustó? ¡un comentario no estaría nada mal!

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Akuma no Tenshi

Prólogo

Anklam, Alemania - 1994

A su alrededor, la lluvia limpiaba la sangre que manchaba el suelo, las paredes y su rostro. Soltó un suspiro, haciendo que el humo de su cigarrillo se elevara en el aire, siendo agujerado por las gotas de agua.

Lo miró entretenido durante un buen tiempo, como si no tuviera prisa alguna. Y la verdad es que así era. Su trabajo ya había terminado… por ahora.

— Padre… ¿qué haremos con…? — comenzó a decir un monaguillo que se encontraba a su lado, mientras que le lanzaba una mirada al bulto que se encontraba hecho un ovillo en el suelo, como si quisiera protegerse del viento y del agua.

— ¿Como que qué haremos, joven Jeremías? — preguntó el hombre, curioso.

El chico se encogió nervioso en su lugar.

— S-sí, ya sabe… — miró de nuevo al bulto, que se movió levemente. El chico dio un respingo, como si temiera que le atacara o algo por el estilo — … e-esa cosa no es hu-humana…

—… y tampoco es un Demonio — apuntó el Padre, señalándolo con su cigarrillo —. Aún — apuntó, dándole unos cuantos golpecitos a la colilla para eliminar el exceso —. Es una simple criatura de Dios que ha tenido la mala fortuna de estar marcada desde temprana edad.

El monaguillo tragó saliva de manera ruidosa, para luego mirar nervioso al bulto.

— Entonces… ¿u-usted…?

El Padre le sonrió, para luego tirar su cigarrillo en un charco de agua, haciendo que se apagara al instante. Se sacudió su capa y luego se agachó para recoger al bulto con delicadeza, como si se tratara de un bebé recién nacido.

— Yo me haré cargo de ella — dijo, aunque más parecía hablar con la pequeña niña que se removía entre sus brazos, buscando acomodarse mejor —. No dejaré que esto vuelva a ocurrir — susurró, quitándole un mechón de rubio cabello del rostro.

— Pero es peligroso… t-teniendo en cuenta que sus hijos…

— Nada pasará Jeremías — rió el Padre, divertido, para luego mirarle serio, sin perder aquella amable sonrisa —. Yo me encargaré de que eso no pase.

Y dicho esto, le colocó a la niña un pequeño collar con un diminuto dije de cruz. El rostro de la niña se crispó un poco, para luego volver a adoptar una mirada tranquila y pacífica.

— Hora de irnos, Jeremías. Nosotros ya no tenemos nada que hacer aquí.